Somos un cúmulo de estructuras agónicas
Bailando como las polillas sobre el fuego
Quemándonos con las ardientes palabras de la impiedad
A la que nuestros sometidos corazones del miedo
Suelen abrasarse incandescentes en las polaridades del amor y el odio
Bailamos sobre las fogatas de un temor ancestral a perderlo todo
Cuando lo ganado en agónica soledad
Te arrebata la desesperanza blandiendo tu alma con cantos celestiales y pasiones desorbitantes
Somos amantes inconformes
Con todo un camino infinito sobre nuestra irresponsable e ingenua razón
Los aguijones fortuitos de la incomprensión
Cercenan nuestra mediocridad llena de ímpetu
Llena de abierta y cerrada visión
Amamos el daño sin amarlo
Odiamos el placer sin odiarlo
Detrás de las reventadas olas
Los cuerpos infames que somos
Se sinceran con las playas eternas
Bañándose en las lunas de la comprensión posterior
Hija de las guerras
Hija de las hazañas ilógicas de nuestra inseguridad
Hijas de nuestra condicionante cultura
Sacándonos la piel humana sobre las costas
Nuestra mente libera un liquido espeluznante para cualquier moralista
Una ambrosia que nos convoca
Algas abrazadas soportando las espumas toxicas de la humanidad
Abrazándonos y repeliéndonos como los ciclos de las civilizaciones
Nosotros somos el espejo acuático de los dolores y los perdones
Si alguna vez llega la noche fría sobre estas cabezas prehistóricas y retóricas
Si alguna vez vimos que las estrellas huían de nuestra luz negra
Éramos los niños de pesadillas antiguas
Vientos amargos de un maipu distante,
separados por carrocerías frías y fiestas desfiguradas
allá estábamos distantes, observando el devenir de la pasion através de los vidrios de un absoluto templo que contemplaba nuestra perdida emoción
y los vientos nos empujaban hacia el oriente donde los cuerpos conocerían su motivo
en un lugar mil veces prohibido y donde grite mil maldiciones a vuestro dios
donde los mares fueron mares y los fuegos fuegos
y en donde los miedos fueron miedos y los deseos fueron deseos
en donde cada cosa de a dos fue hecha por los dos
desde donde la sutil sacudida del amor, dio paso a las separaciones virtuales de la vida de cada uno sobre la del otro
para bailar este baile que sigue y sigue sobre la hierba ardiente
sobre los pastizales quemados
sobre los sembradíos fumigados
sobre los caminos secos acariciados por nieblas tan espesas
como dos cuerpos atrapados por los colores de la piel
sin retroceso, sin tregua, agónico como los orgasmos
el viento celebra nuestras fiestas intimas en los ocasos
quienes nos amaran y nos amarán hablan en el lenguaje universal que hemos descubierto, el cual nuestra tímida seguridad teme como estar frente a un dios desconocido, sin remedio, encontrada la eternidad del universo… jugamos como niños sobre los ciclos cósmicos y como adultos sobre lógicas circunstancias obvias y necesarias
retrotraídos a nuestro origen como descubriéndose uno y otro tan distintos como los astros lejanos, unos calidos y otros fríos, mirándose su sexo como un extraño premio inconcebible, justo y mortal.
Atrapamos las ideas como asesinos de la razón, con este poder conferido que nos quema las manos, que nos cristaliza y nos diluye sin descanso
Si hay un yo que te observa con mi nombre, me observa desde su absoluto ojo enamorado… todos los poderes queman, mas no podemos alejarnos de lo encontrado
Sino navegar ciegos de la mano, atada por el destino de los mares y la tierra
Donde nos lleve el viento huracanado, o el humo de los cigarros
Ya no somos dueños de la vida eternamente infame
La habremos abandonado a la suerte remota
A las sales efímeras o las frutas maduras
No hay logro, no hay triunfo, no hay metas
Somos materia incinerada y resucitada, y mil veces muerta y en pugna eterna
Una vibracion sin sentido y completa.
Angeles de fuego, peligrosos dioses… perdidas luces detrás de una calida tiniebla
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